“El arte-oración … es la pirámide, la catedral, el ideal, el amor místico o humano, la abundancia en el corazón, la imagen de l nada y del todo, la lucha contra e ego en pro de Dios, la rebelión del Dadá contra la incredulidad, el sol nunca alcanzado, la crucifixión e la vanidad y de la ambición, la ley interior de la fe, la forma y el color como expresión de la adoración, lo monocromático expresando la metafísica, la experiencia emocional, la línea, que con su modestia crea e mundo de la fantasía espiritual, la irracional y absurda belleza del canto gregoriano, el servicio y la entrega absolutas: Éste es el arte. Ésa es la oración.”
Mathias Goeritz
A través de la colección del Museo de Arte Sacro de León acercar la historia judeo-católica y de dicha teología confesional, mediante ámbitos que, por medio de la contemplación y la meditación, en el ejercicio del silencio interior, permitan introspectar y apropiar dicha narrativa, más allá del sentido estético y religioso del acervo, partiendo de la existencia de la experiencia estética como un acto espiritual.
Desde la narración de los estadios relativos a los Ejercicios Espirituales Ignacianos, se describe que, así como el pasear, caminar o correr, son ejercicios para el cuerpo que le hacen más fuerte y sano, de la misma forma, la meditación, la introspección y el diálogo interior son formas de retirar las afecciones desordenadas para la salud del alma. En la contemplación del objeto religioso, se ordena la prioridad de los valores sobrehumanos.
Ante esta perspectiva, los objetivos para una curaduría y museografía a partir del acervo registrado y de posibles piezas complementarias procedentes de colecciones privadas o públicas, están en la presentación -más allá de la re-presentación-, de conceptos teológicos y religiosos desde el punto de vista del más puro espíritu barroco: la estética que por medio de los sentidos nos permite intuir y participar del Reino de Dios en la Tierra, para desde dicha introspección y apropiación reconocer la mejor forma de participación activa en el mundo.
La presentación entonces, debe ser una experiencia -a la manera contemporánea del término-, una inmersión en un universo contenido en ámbitos diversos que, mediante el símbolo, el drama y el ritual en acción permita el momento estético, entendido como moveré aristotélico a partir de argumentos clave: yo pensaba el mundo de una forma, y después de esta experiencia, tengo otro punto de vista.
La historia sociocultural del Bajío mexicano está conformada por la religión católica. Desde la fundación de los primeros poblados de una zona que no contaba con asentamientos indígenas de gran envergadura -ya que en su mayoría los grupos de la región eran nómadas-, la influencia tanto del clero secular como de las distintas órdenes mendicantes será definitiva en la conformación de la cultura de las primeras ciudades, y de las primeras haciendas. Con observancia de tradiciones rituales del calendario litúrgico, la empresa familiar -con la familia como célula primordial-, la endogamia como premisa de seguridad, y el trabajo como único modo loable de enriquecimiento, la vida en el Bajío mexicano -y en los altos de Jalisco en su extensión apropiada- desde la colonia hasta la fecha, se desarrolla bajo la influencia de dichos cánones; incluso en la actualidad, con una diáspora más extendida, y la influencia de redes sociales, muchos de los códigos y esquemas culturales ancestrales permanecen aún en rituales y costumbres que conforman la sociedad de la región.
Aunque lo anterior es comprobable de forma empírica, ante un análisis más agudo, y a pesar de la imperante bonanza que caracteriza la zona, primero gracias a la minería, después por la naturaleza de su agricultura y tenencia de la tierra y recientemente debido al comercio amplio de escala internacional -incluso durante gestas tan cruentas como la de Independencia y la de Revolución o las Guerras Mundiales, la región salió avante de forma siempre expedita-, o quizá debido a ella, la inconformidad, el cuestionamiento de los discursos y el pragmatismo propio de las corrientes ideológicas que imperan durante la segunda mitad del SXX, basadas en el individualismo, el consumismo y el self made man, han imperado en muchos sentidos, en detrimento del sentido de comunidad y de una verdadera espiritualidad más allá de tradiciones y ritos. Esto es notoriamente, un tema que hoy en día permea a lo largo y ancho de un mundo que se debate en los temas propios del postcolonialismo, para el que el discurso católico es uno en cuestionamiento profundo que, junto con temas económicos, religiosos, y sociales propios de los siglos XIX y XX, están siendo revisitados ante una realidad que desde muchas aristas rebasa los conceptos definitorios propios de la condición del pensamiento moderno.
Desde la perspectiva de este análisis, los dogmas de fe propios de la religión católica son los que la definen y le caracterizan como entidad. La preocupación que nos toca como curadores, es en el tema de la apertura a lo espiritual desde lo simbólico -aquello que nos une-, y que permite salir del ensimismamiento cotidiano de un mundo lleno de ruido y furia -de lo banal, de lo inmediato, de lo material-, del que es posible y deseable extraerse, para la exploración de las preguntas más fundamentales y profundas del individuo, desde el plano de lo trascendente y lo comunitario. El comprender que uno participa en esta vida de algo más grande que uno mismo, más allá de prejuicios o estigmas, es de vital importancia para la conformación de una nueva sociedad, más sana, más sensible, y más comprometida. El ideario judeo-cristiano católico, ofrece una ventana perfecta para dicha misión.
Con el fin de lograr el discurso de silencio espiritual y trascendencia, la exhibición de los objetos que conforman el acervo del Museo de Arte Sacro, debe ser expuesta desde lo que las teorías de la imagen describen como lectura desde la logosfera, la imagen que tiene una razón de ser desde la mediación entre dos campos -la palabra que es verbo-. Si bien, se comprende que los rituales propios de la iglesia no son los del museo, el uso de las imágenes religiosas no puede ser apartado de su origen como portales o entidades que permiten intermediación entre una realidad visible y una que no lo es, so pena de perder esa aura que, de forma contundente, define a dichas piezas. Aún reconociendo el valor estético y de factura, la observación de arte sacro como objetos de arte, arte popular o artesanía no es suficiente para los fines que este trabajo se plantea, ni hace justicia a los objetos que no manifiestan todo su potencial como objetos decorativos. Por que no lo son.
Dotar del realismo de un ámbito expositivo al acervo, en lo que es presentación -insistimos, que no re-presentación-, del drama, el recogimiento y aura necesarios, por medio de la iluminación teatral, el montaje apropiado -materiales y gama de color-, y el concepto general de un recorrido preciso son la médula del trabajo del proyecto a proponer.
“¿Designa nuestra forma de representación, el modo en que vemos las cosas? … El hecho fundamental es que, establecemos reglas, una técnica, para un determinado juego, y que entonces, cuando seguimos las reglas, y no marchan las cosas como habíamos supuesto, nos enredamos, por así decirlo en nuestras propias reglas. Este enredarse en nuestras reglas en lo que queremos entender aquí, ver sinópticamente. Ello arroja luz sobre nuestro concepto de sentido, más allá del significado.”
Ludwig Wittgenstein
La idea principal es partir de una paradoja contemporánea. Se ha dicho en repetidas ocasiones que la atracción que ejercen los museos sobre los públicos de masas que hoy en día les visitan es la necesidad que se tiene de pertenecer, de encontrar nuevos símbolos, de representación, emulando la peregrinación masiva de fieles a la manera en que otrora eran atraídos por las reliquias a las grandes catedrales del mundo. Pues bien, si los museos son las nuevas catedrales -donde según estas teorías las catedrales se han convertido en museos de una historia previa- proceder a la transfiguración del lugar común: la propuesta es emular en el MAS el antiguo proceder catedralicio, donde a partir de reliquias o símbolos clave -las obras más representativas del MAS-, dispongamos las salas como una nueva serie de capillas votivas. Partiendo de un gran corredor de circulación -como en los grandes transeptos góticos que discurrían tras el altar mayor para la circulación de peregrinos en paralelo al culto-, que permita introducirse en una serie de ámbitos secuenciales, que lleven de la mano una serie de pre-textos que dispongan a determinados estadios de conciencia a través de la meditación y la introspección.
Cada ámbito simulando un altar, o retablo, con una música particular -de cantos gregorianos, pasando por Haydn y Bach, hasta Messien o Pärt, Lavista y los cantos populares de la región-, en un desarrollo que equipare los estadios de conocimiento-desprendimiento-iluminación que relacionamos con los ejercicios espirituales por medio de la experiencia estética. Estadios de asombro, desolación y consolación cuyo recorrido silencioso esté dado por luces y sombras, y cuyo clímax esté dado por un ámbito lleno de luz al a manera de los recintos de James Turrel, artista visual.
Teológicamente hablando, sería ideal contar con piezas que complementen el discurso hasta la Resurrección y la Ascención, en consonancia con lo arriba descrito. Ese también es un trabajo para el discurso curatorial.
El objetivo principal es vencer una doble resistencia del contexto: por una parte la región como buen entorno agroindustrial tiene la tendencia a considerar todo aquello en el reino de las artes como algo ocioso y falto de objetivos -asociada con la museología desde el punto de vista británico, donde solamente son claros los objetivos de un museo de ciencias o historia (conocimiento productivo) -, obviando la importancia vital del capital simbólico que estos bienes representan; por otra parte, no se trata como hemos dicho de exhibir las piezas meramente como objetos artísticos o estéticos -a la manera de la museología francesa: donde los objetos se exhiben como objetos de belleza estética sin una función, para contemplación o deleite exclusivamente-, ya que el entorno requiere del uso de las imágenes con fines que si bien son intangibles, sí son altamente productivos desde el punto de vista simbólico y de pertenencia: Se optaría por el modelo norteamericano que hace del museo una comunidad viva a partir de una serie de lecturas del material exhibido, que puede ser interpretado en capas diversas y cuyo recorrido es siempre distinto dependiendo de la profundidad del discurso y la apertura del público. Es decir, hacer énfasis en el ángulo educativo y performativo del discurso. El tema de salas interactivas y educativas es un proyecto en sí mismo, cuestión también contemplada como parte de la propuesta.
El recorrido puede y debe prepararse con diálogos, actividades, conferencias, y demás herramientas educativas que permitan la mejor interpretación del discurso, en este caso, propuestas como cierre al recorrido.
Para la consolidación del MAS, como se describe, es necesario tomar una serie de acciones que se pueden organizar en tres ejes paralelos a contemplar para su consecución en, por lo menos, tres años de actividades conjuntas:
Proponiendo la enrtrada a todo rencinto po rla calle de Pedro Moreno.
a. Análisis del edificio existente
b. Restauro del edificio existente (350m2)
c. Construcción de adición contemporánea al edificio existente (600m2)
b. Edificio exclusivo para biblioteca (400m2), acceso por Calle Pedro Moreno, como antesala del MAS.
Proponiendo el uso del acervo propio del MAS y de obra complementaria
a. Documento matriz: Discurso museológico y líneas de colección
b. Guión curatorial: Discurso para salas, adquisiciones y comisiones
c. Guión museográfico: Matriz de producción e implementación
a. Cedularios e investigación sobre piezas del acervo MAS
a. Restauro de acervo y material bibliográfico elegido
b. Digitalización, conservación y exhibición de documentos
Proponiendo la alianza MIM-UDLSB/MAS
a. Proyecto de donataria MAS
b. Proyecto de imagen visual integral del MAS
c. Proyecto de amigos del museo
d. Proyecto de consecución de recursos
e. Programa de eventos y donaciones
f. Proyecto de sitio e imagen viritual
g. Proyecto de participación educativa y comunitaria
Líder de proyecto, programación, y coordinación de redes educativas y sociales:
Maricarmen Aranda Muñiz: Dirección de Mi Museo Universitario de la Universidad De La Salle Bajío.
Restauro y arquitectura: Mario Plasencia Sashida – MPS Arquitectura
Curaduría y museografía: Grisell Villasana Ramos – AP70 Consultoría/MIM-UDLSB
Asesoría sobre adquisición de piezas y comisiones de obra: Grisell Villasana Ramos – AP70