Esta propiedad ubicada en una pequeña aldea en lo alto de la montaña, era en efecto la casa del maestro del pueblo, ubicada frente a la pequeña capilla y escuela que solían compartir instalaciones en el único edificio público del lugar. Completamente restaurada y acondicionada con todas las comodidades actuales, se conservó el detalle artesanal y la sencillez rústica en acabados, no así, en interiorismo. El punto de partida e inspiración para este espacio se da con el género de Casa Indiana, muy popular en el norte de Asturias a finales del S.XIX y principios del XX, cuando los emigrantes españoles que iban a América –“Las Indias” para ellos- regresaban al lugar con posibilidades económicas que permitían un estilo de vivienda con la sofisticación de mundo de un viajante, y un toque de la opulencia afrancesada propia de la época. Así, esta tipología mezclaba las soluciones locales contra el frío –con amplios pasillos o solarios vidriados-, las materias primas del lugar –barro, teja, madera como estructura, loseta cerámica-, y los adelantos tecnológicos y de estilo que sus viajes les permitían conocer. Tomando en cuenta este antecedente, la Casa Següenco, si bien es pequeña en planta -40m2 al interior de muros- ha quedado en dos plantas distribuidas, una como área pública y otra como privada con dos dormitorios, terraza privada, dos baños completos –uno en planta baja con vestido integrado- y salón con área de cocina, desayunador, hall de TV y sala de lectura con una pequeña biblioteca, dejando una vitrina del tipo indiano para saloncito comedor. El afrancesamiento y los detalles de ultramar propios de la Casa Indiana están presente junto con objetos contemporáneos de diseño y de arte popular, proporcionando calidez y funcionalidad. Las antigüedades y mobiliario se han elegido de muy buena calidad, con telas de fibras naturales y acentos en piel. Como detalle nostálgico se ha colocado en distintos espacios cartografía, mapas de escuela, globos terráqueos y distintos elementos que refieren el estatus de “casa de maestro de escuela” que era necesario conservar. Los propietarios inclusive se dieron a la tarea de remozar el antiguo edificio de Capilla-Escuela, que durante un buen tiempo se utilizara como bodega, de tal forma que el entorno -que conserva pisos de tierra y empedrados- volviera a tener vida. Obra en colección: Cartografía de finales de SXIX y principios del SXX, globos terráqueos de los siglos XVIII, XIX y XX, un par de páginas de libro cantoral del SXVIII, y obra diversa litográfica del SXIX con temas de paisaje tanto mexicano como asturiano.