¿Cuál era entonces, el principio fundamental que subyacía a la belleza del té (chabi)? La fortuna quiso que no se tratara de ningún concepto intelectual, sino de una serie de objetos concretos que actuaban como intermediarios: la casa de té, el sendero del jardín, los utensilios. Era eso lo que permitía a los maestros del té sondear las profundidades de la belleza. Sabi significa literalmente soledad … alude originalmente al cese del apego … en último término la belleza del té es la belleza del sabi … en nuestros días podría llamarse sencillamente la belleza de la simplicidad … no en la consecución de una perfección infalible, de la dualidad perfección-imperfección … sino de la belleza de la vida cotidiana, con sus propios desgastes y accidentes … se trata de la belleza de la libertad absoluta.
Soetsu Yanagi en “La belleza del objeto cotidiano”
A lo largo de mi experiencia como interiorista para coleccionistas he escuchado más de una vez la expresión “esa silla no me resiste…la podemos dejar como escultura en un lugar preponderante”… Mi respuesta siempre es la misma:esa silla tiene 100 años, no se ha roto antes y no se romperá ahora, nos sobrevivirá a ti y a mi, y seguirá con su vida, marcada por el tiempo, sin duda, pero más allá de las nuestras.
A los objetos de diseño de alta calidad de manufactura, de concepto redondo y estética indudable, se les utiliza como parte de sencillos rituales cotidianos, se les restaura si por algún motivo el desgaste les cansa, se les observa y se les trata con la dignidad que solamente ellos pueden emanar, pero nunca se les posé. El verdadero objeto de diseño solamente se resguarda, para la siguiente generación. Nunca se convierte en basura. Nunca pierde su aura. Nunca deja de ser centro de interés…ni siquiera cuando cae en los insondables abismos de la tienda de antigüedades o segunda mano; el objeto de valor intrínseco, siempre sale avante, incluso de esos devaneos.
Nada más interesante que un chaise longue de piel y acero que por el paso del tiempo cuenta con una que otra mancha, uno que otro rayón. Las cualidades del objeto, su comodidad, su belleza seguirán intactas. Estamos en un momento en que los primeros objetos de diseño, ya como testimonios de una disciplina -con objetivos distintos a los de los talleres de artesanos y artes aplicadas-, nacidos a finales del SXIX y principios del SXX, llegan a la categoría de preciadas antigüedades. No todos los objetos de esa época califican, pero los más bellos, los que se hicieron antes o al margen de las obsolescencias percibidas o creadas que nos dominan hoy en día, seguirán su camino.
Cuando vamos a un museo, a una galería, a una casa de subastas y aislamos el objeto de su cotidiano estar -una joya romana, una vasija griega, un inciensario prehispánico, una silla medieval-, les permitimos hablar sobre lo sucedido, a veces miles de años atrás. El objeto se explaya “en mi época, a los humanos les complacía esto…”. No es que en la cotidianidad de nuestros espacios no hablen, lo que sucede es que no les escuchamos, les tenemos tan cerca y tan a la mano, nos hablan en secreto y solamente a nosotros, pero también nos hablan. Los verdaderos objetos de diseño de hoy también hablarán de nosotros, cuando ya no estemos, de la forma en que hacemos las cosas, de lo que nos es importante, de nuestras manías, vicios y apegos. Un amigo cercano, -galerista y coleccionista de origen alemán, apasionado del objeto de diseño-, siempre me bromeaba con su frase “estamos comprando las antigüedades del siglo que entra”, cuando hacíamos scouting para algún proyecto. Sin duda alguna. El buen objeto de diseño de hoy es aquel que habla tan acertadamente de nosotros, que de paso y casi sin querer, nos regala la vida eterna a través de sus formas incluso más allá de nuestra existencia: la verdadera belleza del objeto cotidiano.
Bajo esta mística, Casa Gutiérrez Nájera, galería de diseño, cumple 10 años en la promoción del buen objeto de diseño mexicano. Este esfuerzo se materializa en una sólida colección particular, un pool de diseñadores que a lo largo de una década se ha distinguido con productos emblemáticos y una plataforma de pensamiento y visibilidad -México Design Fair- que estrenó su primera edición el pasado mes de mayo. Larga vida al diseño en México…
Grisell Villasana Ramos
Ciudad de México, 2021