Ante la muerte re-signación: transformación.
Rilke
Para Fromm el hombre moderno está apartado de sí mismo, de sus semejantes y de la naturaleza…Al mismo tiempo que todos tratan de estar tan cerca de los demás como sea posible, todos permanecen tremendamente solos, invadidos por el profundo sentimiento de inseguridad, de angustia y de culpa que surge siempre que es imposible superar esa fractura con el grupo. Nuestra “civilización” ofrece muchos paliativos que ayudan a la gente a ignorar conscientemente esa soledad: en primer término la estricta rutina de trabajo burocratizado y mecánico, que ayuda a la gente a no tomar consciencia de sus deseos más fundamentales, del anhelo de trascendencia y unidad que le son propios. Y en segundo término, pero no menos importantes, están las rutinas de diversión: el entretenimiento y el consumismo. En este panorama la muerte es el gran tabú de nuestra sociedad, que a pesar de tradicionalmente “reírse” de ella, con la globalización le ha visto perder un poco de su gracia. En un mundo en el que todos buscamos a toda medicina la inmortalidad, es precisamente la muerte la que nos devuelve íntegra nuestra humanidad, constituyendo un shock para este “mundo feliz”. (1)
No siempre fue así. Según Séneca había que estar siempre listo a morir y se esforzaba en explicar a sus alumnos el sentido de la verdadera grandeza:
¿Qué hay de grande aquí abajo? ¿Cubrir los mares con nuestras flotas, plantar nuestras enseñas a orillas del Mar Rojo y, cuando ya no quede tierra para nuestras devastaciones, errar por el océano en busca de playas desconocidas? No: es haber visto el mundo con los ojos del espíritu, es haber obtenido el triunfo más hermoso, el triunfo sobre los propios vicios y miedos. Incontables son los hombres que se hicieron amos de ciudades y naciones enteras; pero ¡qué pocos lo fueron de sí mismos! ¿Qué hay de grande aquí abajo? Elevar el alma por encima de las amenazas y las promesas de la fortuna; no querer esperar de ésta nada que sea “digno de nosotros”. ¿Qué tiene ella en efecto, qué debamos anhelar, cuando nuestras miradas al volver del espectáculo de las cosas celestes a la tierra, no encuentran en ésta más que oscuridad, cómo cuando se pasa de un claro día a la penumbra? Lo grande es un alma firme y serena en la adversidad, que acepta todos los acontecimientos como si los deseara… Lo grande es ver caer a nuestros pies las saetas de la suerte; recordar que somos hombres; y decirnos , si somos dichosos o no, que no lo seremos durante mucho tiempo. Lo grande es tener el alma al borde de los labios y presta a partir; sólo entonces somos libres, no por derecho de ciudadanía, sino por derecho de naturaleza. (2)
Pero, cualquiera podría alegar que para Séneca fue más fácil… si esto que llamamos vida se torna cada vez más compleja, no se diga explicarnos la muerte en una era en que al tiempo que es tabú…es terriblemente cotidiana. En términos de interpretación, es un hecho que ya no nos encontramos en una supuesta situación originaria de correspondencia o identidad inmediata entre el lenguaje, el pensamiento y el ser; que esa unidad ha estallado, que se ha tomado conciencia de que, -en palabras de Garragalza- por ejemplo, cabe decir lo que no pensamos (mentir), cabe pensar lo que no es (errar), pensar algo que no decimos (callar), y decir lo que no es o falta (criticar). Pero, aunque esta ruptura no se puede suprimir, se le pude remediar, aunque no existe “el” remedio absoluto como retorno a la unicidad de significación, si hay una pluralidad de remedios –todos parciales y precarios- que atestiguan que dicha fragmentación no es una disociación total. Hemos tenido que recurrir a la hermenéusis. Así nuestra existencia individual o colectiva, transcurre mejor o peor, pero siempre sostenida y atravesada por esos remedios que son nuestra cultura. Tomando esto como punto de partida, sí que tenemos explicaciones a la muerte, pero ¿encontramos sentido a esas explicaciones? Sólo cuando se habla de la muerte en abstracto…como cuando desayunamos y escuchamos las noticias de “tantos muertos…tantos heridos…” al tiempo que nos llevamos el bocado a la boca. La experiencia cercana de la muerte, en la propia persona o en un ser querido es otra cosa. Difícilmente logramos darle sentido. (3)
Si la interpretación es el “modo de ser” constitutivo del ser humano, lo que se propone en esta muestra es justo un juego hermenéutico: como si de la lectura del Tarot –microcosmos simbólico con macrocosmos como referente- se tratase, sesgar el significado de las piezas exhibidas de acuerdo a su posición en el espacio y bajo el prisma de quien las lee y la energía de quien escucha, para conjurar el miedo a la muerte, para redactar un texto que nos lleve a otras lecturas de este poderoso símbolo, único acontecer seguro que tenemos en el camino. Es definitivo que la lectura que cada cual hace a los acontecimientos de la propia vida –y para el caso de la muerte- tienen su fundamento en las propias mitologías, los propios fantasmas, los propios miedos y creencias; les concedemos sentido desde el muy particular horizonte que tenemos como paisaje de esa “realidad”. Es por ello que para Gadamer el lenguaje es un tanto oscuro, no puramente racional, conceptual o consciente, sino simbólico, metafórico e inconsciente. El discurso que cada cual arme de esta muestra seguramente estará apoyado en los textos que junto a cada obra se presentan, pero irremediablemente cada imagen tiene “otro significado” al margen del tema que nos hemos propuesto abordar. Tan significativo como el concepto y la palabra es el silencio. Entre el silencio y la palabra -y la imagen en este caso-, habrá que aceptar la ambigüedad y afrontarla como tal, sin la intención de superarla o reducirla. (4)
O como decía Beaudelaire, búsqueda de lo que hace falta para que del mal broten flores.
Me verás volver…
(para la obra de Jaqcues)
“Tened la sabiduría para celebrar el día en que nacieron y el regalo final que ello supuso…El servicio de este regalo no se detiene con el acontecimiento del tránsito. El potencial alrededor de la energía creada por este servicio tan especial ¡es terrible! Induce al autoexamen. Induce a la búsqueda de la verdad. En el interior de la pena y el dolor de los Humanos reside una pureza que, sencillamente, no puede ser generada de otra manera…Es en este tipo de sucesos –en los que fuisteis por fin capaces de separar lo importante de lo que no lo era- y averiguar algo acerca de la divinidad que había en el interior de cada uno.”
La muerte es finalmente un regalo de amor. (5)
El espíritu también tiene sentido del humor, ¿saben? Este hermosísimo estado emocional les es entregado en toda su pureza en tanto que Seres Humanos. Siempre hay alegría en el centro y en la semilla de una celebración humorística. Está ahí. Somos las únicas criaturas vivientes del planeta que nos podemos reír de conceptos ¿sabías eso?
La muerte como transformación…la muerte como amenaza…la muerte como lamento…la muerte como acto desesperado…. (6)
“Ahora comprendo por qué el mar está muerto de brisa”
Efraín Huerta
Returning is the motion of the Tao
Yielding is the way of the Tao
The ten thousand things are born of being
Being is born of not being
Lao – Tsu (7)
1.- Eric Fromm, El arte de amar, Biblioteca Eric Fromm, Editorial Paidós, 2000, pag 86
2.- Tomado de las disertaciones de Michel Foucault sobre Las cuestiones Naturales y las Cartas a Lucilio de Séneca, en el libro La hermenéutica del sujeto, Fondo de Cultura Económica, 2004, pag. 260.
3.- Luis Garragalza, Introducción a la hermenéutica contemporánea: cultura simbolismo y sociedad, Ed. Anthropos, 2002, pag. 6
4.-Luis Garragalza, Idem, 2002, pag. 27
5.- Lee Carroll, Kryon: cartas desde el hogar, Libro VII, Ediciones Obelisco, 2003, pag. 91
6.- Lee Carroll, Idem, 2003, pag. 80
7.- Lao tsu, Tao Te Ching, traducción de Gia-Fu Feng y Jane English, capítulo 40.